lunes, 16 de mayo de 2011

Una piel limpia, una piel sana


 Mantener la piel perfectamente limpia es la clave para que esté sana, y se mantenga joven y en perfecto estado durante más tiempo. Deja a un lado las excusas tipo “estoy muy cansada, esta noche no me desmaquillo” o“ si no me he maquillado, no hace falta que me limpie la cara!”, y acostúmbrate a limpiar tu piel religiosamente cada mañana y cada noche, sin falta.
De esta forma, y aunque no te hayas maquillado, eliminarás todas las impurezas que se acumulan en el rostro a lo largo del día: polución, polvo, células muertas… y evitarás que los poros se ensucien, se engrasen y se dilaten. Además, prevendrás la aparición de granitos y puntos negros.
Dentro de los productos para la limpieza del rostro tienes opciones para todos los gustos: desde las prácticas toallitas (mejor utilizarlas sólo en ocasiones puntuales, como en viajes, ya que no limpian en profundidad), hasta las clásicas leches limpiadoras y las espumas o geles.
Si te gusta la limpieza al agua (con jabón, gel, crema o espuma), opta por un producto sin detergentes: evitarás que la piel se reseque y posibles irritaciones. Además, no olvides desmaquillar los ojos con un producto específico, ya que la piel del contorno es muy delicada y necesita cuidados extra.
Una cosa más: cuando te seques la cara no lo hagas  frotando con una toalla, utiliza un paño de algodón y sécala con pequeños toquecitos.