viernes, 12 de agosto de 2011

Flacidez cutánea


La flaccidez es uno de los mayores enemigos pues la disminución de la turgencia de los tejidos, la pérdida gradual del  contorno del  rostro no tiene edad, puede insinuarse a los 30 años como aparecer en forma incipiente en la segunda etapa de la vida.

Los cambios en la piel que dan lugar a la flacidez causan una merma en la resistencia mecánica de la epidermis y las razones más comunes son:

Herencia: la genética a veces puede ser causa de un envejecimiento precoz.
Déficits nutricionales: la falta de nutrientes esenciales como vitaminas, proteínas y oligoelementos puede ocasionar una alteración en la función celular de la piel.
Alteraciones hormonales: en la menopausia se padece una baja de la producción de estrógenos lo que genera que las mujeres tengan modificaciones en sus tejidos de soporte; por su parte los hombres también sufren de esta alteración de la piel pero en menor medida.
Causas mecánicas: las fuerzas mecánicas (estiramiento de la piel por ganancia de peso o embarazo) por dentro y fuera de la célula juegan un papel importante en el comportamiento del fibroblasto lo que puede desencadenar la flacidez.
Agentes externos: el abuso del sol, el hábito de fumar y tomar alcohol, el estrés, las malas costumbres y el cansancio crónico también influyen en la pérdida de firmeza de la piel.

La flacidez facial es una de las manifestaciones más temidas por el paso del tiempo. También es una de las más evidentes. El descolgamiento de los tejidos del rostro se produce cuando el tejido conectivo (la estructura encargada de mantener la unión entre la musculatura y la piel) se debilita progresivamente. La piel a su vez deja de producir tanta elastina y colágeno como antaño y comienza a perder su versatilidad de adaptación a la musculatura. Así se comienza a manifestar el descolgamiento del párpado superior, creando la sensación visual de tener “los ojos pequeños” o la pesadez del pómulo, que alarga las facciones por efecto de la gravedad. La piel del cuello se relaja y el tejido del mentón comienza a manifestar lo que coloquialmente se conoce como “doble papada”.

En Lilas y Violetas ofrecemos un tratamiento para combatir y mejorar la flacidez músculo cutánea facial basado en el masaje wislocki, trabajando en el tejido muscular respetando cada una de sus debidas inserciones y fibras, según la función de los mismos a nivel fisiológico y/o anatómico. Esta mioestimulación manual se realiza con productos bioestimulantes, cuyos principios activos como colágeno, elastina, jojoba, algisium C aportan una humectación y emoliencia a nivel epidérmico, una buena oxigenación dérmica y una mayor capacidad de tensión muscular.